Pero ¡un hombre, un hombre vivo, y con él toda una generación sepultada en las entrañas de la tierra, es completamente imposible¡ ¡Eso, jamás¡ Entretanto, habíamos abandonado la selva clara y luminosa, mudos de asombro, anonadados bajo el peso de una estupefacción rayana en el embrutecimiento